Monday, December 26, 2016

►A estos mis hermanos con mocos...


Niños de la aldea de Santa Martha

A ESTOS MIS HERMANOS CON MOCOS…

     Muchas personas tienen esa idea romántica sobre los misioneros, se les imagina rodeados de niños, recibiendo abrazos y sonriendo mientras cargan los más pequeños en sus brazos. Y aunque eso puede suceder  de vez en cuando, la realidad es muy contrastante y diferente.
     Atractiva.
     Ser atractivo es algo muy popular en el mundo actual, todos quieren ser vistos, etiquetados, alabados y suficientemente visibles para que otros puedan notar su existencia. Y aunque ser atractiva, lamentablemente para muchos, no está en mi lista de cosas por hacer, me encuentro siempre con la asombrosa realidad de tener docenas de seguidores (normalmente entre los 2-14 años). 
     Esos pequeñines campesinos, no pueden resistirse a mi sonrisa, mi ropa, mi cabello, mi forma de hablar, cantar, y abrazar. Algunas veces tengo que evitar pasar por ciertas calles, ya que al terminar mi caminata ya tengo 5, 8, o 10 pequeños decididos a seguirme a donde vaya.
          Mocos, piojos, hongos y dulces derretidos
     Sí, ser atractiva tiene sus ventajas, pero también desventajas, y no me refiero a paparazis (esos no están de moda aquí), sino a las amenazas de besos con dulce, abrazos con piojos y cientos de limpiadas de mocos en mi ropa.
      Una de las experiencias más sobresalientes de este tipo ocurrió unos meses atrás, mientras entraba a la iglesia un sábado, uno de los pequeños más inquietos y problemáticos, quién tiene una vida complicada en su casa, me vio desde lejos y corrió gritando mi nombre por todo el pasillo de la iglesia, cuando estuvo suficientemente cerca de mí, vi su carita y sus brazos verdes de moco fresco y pegajoso.
          El ataque
Mi primera reacción fue de desagrado, quería salir corriendo, o detenerlo, o sólo congelar el tiempo y darle un baño primero,  pero tenía que tomar una decisión y el tiempo me ganó… ni siquiera pude pensar más, él ya me había abrazado con todas sus fuerzas mientras repetía mi nombre a todo pulmón como si nadie lo hubiera escuchado 10 segundos atrás.
          Nada es más importante
     No puedo explicar la sensación agri-dulce que siguió a la escena, mi ropa estaba arruinada por el día, pero mi corazón quería llorar de simpatía, aquí en mis brazos estaba un tesoro de Dios, un niño abandonado, ignorado y solitario encontrando el cariño, la atención y la compañía que tanto estaba buscando. Un niño encontrando la realidad de que existe un Dios. Un Dios que tal vez no te da unos padres amorosos que te bañan, cambian y alimentan antes de ir a la iglesia pero se asegura de que tengas alguien en quién refugiarte y sentirte verdaderamente amado. A este pequeño no le importó lo que los demás pensaban mientras gritaba mi nombre a los cuatro vientos, y ahora a mí no importaba tener unas cuántas manchas en mi ropa.
          Final feliz

     Juntos caminamos hacia la llave de agua, limpié su carita, sus brazos, sus manos y hasta su cuello, luego entramos  triunfantes a la iglesia, porque el amor lo cubre todo… Y tu ¿Qué estás dispuesto a cubrir por amor?



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